El mal natural es el resultado de procesos naturales por lo que "ningún ser humano puede ser moralmente responsable por el mal resultante" y se deriva principalmente del funcionamiento de las leyes de la naturaleza.[1]
Para otros, como los teólogos cristianos, el mal natural es el resultado indirecto del pecado original al igual que los males morales, aunque el mal moral es "causado por la actividad humana" directamente.[2] Algunos teólogos incluso argumentan que el mal natural es perpetrado directamente por agentes demoníacos o ángeles caídos.[3] Los ateos argumentan que la existencia del mal natural desafía la creencia en la existencia, omnibenevolencia u omnipotencia de Dios o de cualquier deidad.[4]